Buenos Aires – Alicante
por VANESSA RAGONE
En muchos casos de películas argentinas la posibilidad real de concretar la producción está relacionada con el hecho de encontrar un co-productor internacional que vea elementos artísticos, técnicos y financieros en el proyecto que lo motiven a sumarse y co-producirlo.
En el caso de NO RETORNO, la empresa Castafiore Films, radicada en La Ciudad de la Luz, en Alicante, tuvo la misma percepción que Haddock Films: NO RETORNO era un proyecto atractivo desde su guión, y esa confianza en unas 100 páginas escritas y re-escritas varias veces, suele ser lo que primero mueve a un productor a salir a buscar los recursos necesarios para hacer una película.
NO RETORNO se realizó entonces, en el régimen de co-producción, amparado y estimulado por leyes argentinas y españolas y por sus respectivos Institutos de Cine, lo cual resultó en que tuvimos un rodaje “partido al medio” por el Océano Atlántico. Cinco semanas en Argentina, una semana de viaje y organización del rodaje español y dos semanas de rodaje en Alicante.
Viajamos para un lado y para el otro del Atlántico junto a casi la totalidad de los actores principales y secundarios más 10 personas del equipo técnico.
Pasamos de los 5 grados de temperatura en Argentina, a los 30 grados alicantinos, y del catering compuesto casi siempre por buenas raciones de carne y milanesas, al catering de tortilla española y frutos de mar, en buenas raciones también.
Terminamos un rodaje con un equipo en Buenos Aires y retomamos una semana más tarde con otro equipo en Alicante.
Las puertas que se abrían en Paternal, se cerraban en los decorados construídos en los estudios de Alicante, las barbas postizas se sacaron y se volvieron a colocar luego de 11.000 kms. de viaje, los tatuajes se borraron y se rehicieron, las cámaras vinieron y volvieron, la película también. Todo pudo llegar en perfecto estado y en el tiempo preciso (gracias a nuestros Despachantes de Aduana de cada país, siempre a disposición de nuestros tiempos urgentes).
La ropa y los zapatos, el color del lápiz labial, el nudo de la corbata, cada cosa que representa el verosímil y la continuidad de la película se fotografió y encarpetó para que llegara intacto y claro a manos del equipo español, que con destreza extraordinaria terminó de contar allí el cuento que aquí había comenzado.
Cada película es un mundo de trabajo específico y único, un mundo de micro y macro decisiones, de dudas y certezas. Esta ha sido una experiencia diferente e intensa para todos, que nos ha permitido conocer el trabajo de otro equipo en otro país, comparar las modalidades, compartir la alegría del final de cada jornada cumplida y en definitiva poder concretar otra película, apelando a lo mejor que el cine tiene: el trabajo en grupo y la pasión por lo que se quiere contar.
En el caso de NO RETORNO, la empresa Castafiore Films, radicada en La Ciudad de la Luz, en Alicante, tuvo la misma percepción que Haddock Films: NO RETORNO era un proyecto atractivo desde su guión, y esa confianza en unas 100 páginas escritas y re-escritas varias veces, suele ser lo que primero mueve a un productor a salir a buscar los recursos necesarios para hacer una película.
NO RETORNO se realizó entonces, en el régimen de co-producción, amparado y estimulado por leyes argentinas y españolas y por sus respectivos Institutos de Cine, lo cual resultó en que tuvimos un rodaje “partido al medio” por el Océano Atlántico. Cinco semanas en Argentina, una semana de viaje y organización del rodaje español y dos semanas de rodaje en Alicante.
Viajamos para un lado y para el otro del Atlántico junto a casi la totalidad de los actores principales y secundarios más 10 personas del equipo técnico.
Pasamos de los 5 grados de temperatura en Argentina, a los 30 grados alicantinos, y del catering compuesto casi siempre por buenas raciones de carne y milanesas, al catering de tortilla española y frutos de mar, en buenas raciones también.
Terminamos un rodaje con un equipo en Buenos Aires y retomamos una semana más tarde con otro equipo en Alicante.
Las puertas que se abrían en Paternal, se cerraban en los decorados construídos en los estudios de Alicante, las barbas postizas se sacaron y se volvieron a colocar luego de 11.000 kms. de viaje, los tatuajes se borraron y se rehicieron, las cámaras vinieron y volvieron, la película también. Todo pudo llegar en perfecto estado y en el tiempo preciso (gracias a nuestros Despachantes de Aduana de cada país, siempre a disposición de nuestros tiempos urgentes).
La ropa y los zapatos, el color del lápiz labial, el nudo de la corbata, cada cosa que representa el verosímil y la continuidad de la película se fotografió y encarpetó para que llegara intacto y claro a manos del equipo español, que con destreza extraordinaria terminó de contar allí el cuento que aquí había comenzado.
Cada película es un mundo de trabajo específico y único, un mundo de micro y macro decisiones, de dudas y certezas. Esta ha sido una experiencia diferente e intensa para todos, que nos ha permitido conocer el trabajo de otro equipo en otro país, comparar las modalidades, compartir la alegría del final de cada jornada cumplida y en definitiva poder concretar otra película, apelando a lo mejor que el cine tiene: el trabajo en grupo y la pasión por lo que se quiere contar.
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